La Ansiedad



Manifestaciones clínicas

La ansiedad es frecuente en la vejez, aunque sus modos de expresión y duración sean variables. Los viejos suelen referir su preocupación por cuestiones concretas, y en gran medida la ansiedad se vuelve muy clara en la lucha por el control de las situaciones que el sujeto enfrenta.

Se evidencia en las preocupaciones subjetivas que resultan de un sentimiento de vulnerabilidad, y conciernen a temas que tocan la integridad en los dominios de la salud, del cuidado de los bienes, de la propia persona y de los seres queridos

La ansiedad suele ser frecuente detrás de una queja de memoria. Asimismo, está asociada a síntomas somáticos como las náuseas, la disfagia, la constipación, la sensación de tener la garganta cerrada, la opresión torácica o la impresión de la cabeza vacía. El sueño puede estar perturbado, manifestándose en la dificultad para dormir y las pesadillas.

Los comportamientos de evitamiento predominan. El repliegue en los hábitos y en la rutina, forman parte de los mecanismos para evitar la confrontación con situaciones nuevas. Las fobias específicas son más raras en la vejez, aunque la más habitual es el miedo a los espacios abiertos, o agorafobia, como por ejemplo, el salir a la calle.

La hipocondría

El problema hipocondríaco que se observa tanto en el hombre como en la mujer sobreviene generalmente después de los 50 años. El enfermo está convencido que está, o tiene posibilidades de estar, afectado por una o varias enfermedades.

Expresa quejas múltiples, repetidas, a menudo alimentadas por sensaciones o signos físicos normales o insignificantes. La ansiedad y la depresión pueden acompañar este cuadro. Las quejas son variables y ambiguas, el síntoma más recurrente es dolor, no obstante son muy habituales las quejas respecto del funcionamiento intestinal y cardiorespiratorio.

La persona se muestra dependiente y tiránica, sus innumerables quejas son acompañadas de actitudes defensivas hacia los próximos como la indiferencia, la agresividad o el abandono.

La queja hipocondríaca no excluye que haya enfermedades reales, particularmente en personas mayores, donde puede haber una pluripatología (varias enfermedades a la vez).

La hipocondría tiene una alta función adaptativa, ya que permite desplazar la ansiedad hacia una enfermedad imaginaria que pareciera darle un papel más aceptable socialmente.
 

Se trata de una reacción emocional, una actitud que anticipa la presencia de un
peligro inminente. El peligro que se espera es desconocido, y es por eLa ansiedad denota aprensión,tensión y desasosiego como consecuencia de la anticipación de peligro, el que puede ser de origen interno o externo. Supone una puesta en marcha de mecanismos conductuales y cognitivos con el objetivo de evitar
tener que enfrentarse a una situación peligrosa.

La evaluación sobre probables peligros es subjetiva, por lo cual existe una incertidumbre acerca de la naturaleza del mismo y su probabilidad de ocurrencia.

La ansiedad, siendo fundamentalmente psíquica, se acompaña de fenómenos somáticos, como la angustia, con sensación física de opresión en el pecho.

La ansiedad puede ser “flotante”, es decir, desprovista de un factor
detonante, o puede estar asociada a fobias definidas, como el temor
persistente e irracional hacia un objeto, una actividad o una situación.

Entre sus características se observa un sentimiento continuo de tensión y de aprensión, tendencia a subestimar y a denigrar, miedo a ser criticado o rechazado, y evitamiento de los contactos sociales y profesionales por temor a ser desaprobado.

La ansiedad en la vejez

La incertidumbre que produce el envejecimiento conlleva un riesgo potencial a nivel de la ansiedad. Ciertos factores contribuyen a esta emergencia:

1- La personalidad: la personalidad ansiosa es un factor favorable a las
descompensaciones, especialmente en las situaciones de estrés. La historia individual, la experiencia acumulada, los modos de reacción anterior juegan un considerable papel.

2- La afectividad: el estado del humor determina el grado de resistencia a la fragilidad psicológica.

3- El funcionamiento intelectual: las limitaciones intelectuales son factores que predisponen a la ansiedad, por la vulnerabilidad que produce la restricción de recursos para comprender situaciones nuevas 4- La vida de relación: la vejez puede acarrear un aislamiento progresivo por la pérdida de la pareja y de amigos. Estas carencias afectivas pueden
producir ansiedad debido a la falta de recursos seguros con los que cuente el sujeto.

5- La percepción del cuerpo: las pérdidas de eficacia y de control del propio cuerpo pueden producir una pérdida de seguridad y una serie de limitaciones en las actividades, que pueden llevar a incrementar los montos de ansiedad.

6- La enfermedad física: encontrarse enfermo, discapacitado o accidentado produce un sentimiento de vulnerabilidad y angustia. También es importante destacar que la ansiedad puede ser un síntoma de numerosas enfermedades físicas (cardiovasculares, respiratorias, endocrinas, neurológicas y por medicamentos).

7- La vida social: el corte con la vida social, la perspectiva de discapacitarse, las miradas prejuiciosas sobre la vejez llevan a que la imagen de sí se ponga en duda y se vea de un modo negativo. Particularmente la entrada en una institución geriátrica u otros hechos que arrebatan el sentido del control personal pueden ser altamente ansiógenos.

Acerca de Nancy Clides Fanchin

Cuidadora Domiciliaria y formación de cuidadores polivalentes, título otorgado por el Programa Nacional de Cuidadores Domiciliarios
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